miércoles, 16 de octubre de 2013

La Maldición de Chucky

¿Quién lo diría? Una película que ni se ha estrenado en cines, condenada al mercado doméstico como si fuera una secuela de Disney rollo "La Sirenita 4: A Ariel le sigue oliendo a pescado".

¿Y quién diría que el mismo director de la odiosa y vomitiva quinta parte sería capaz de hacer esta delicia para los fans del muñeco asesino? ¡Pues yo! Yo sabía que Don Mancini tenía talento para dirigir películas de terror. Lo juro, lo noté en ese homenaje a Halloween (John Carpenter, 1978) del principio de La semilla de Chucky (Don Mancini, 2005),  y en esos movimientos de cámara dándole la vuelta al plano cuando Chucky está colgado y... y otras cosas que no me acuerdo porque es una película que quiero borrar de mi memoria. Pero de verdad, que yo pensé "Este tío vale", pero en aquella ocasión falló en otro aspecto, en su verdadera vocación, el guion.


El guion, la base de toda película, sin guion no hay nada... Don Mancini ha escrito todas y cada una de las películas de Chucky, casi ninguna saga de terror puede presumir de tener siempre el mismo guionista, ya me gustaría a mí que Freddy siempre tuviera a Wes Craven o Michael Myers a John carpenter... 


Para Don Mancini, Chucky es la obra de toda su vida, él lo creó, él lo destruyó con su ridículo hij@, y él lo ha resucitado de la mejor manera posible...


Este hombre tiene todos mis respetos, porque ha luchado contra viento y marea con una productora que no ha mostrado ningún interés por la película. Le han dado un presupuesto de 5 millones de dolares, el más bajo de la saga, por debajo de los 9 que tuvo la primera parte en 1988 y a años luz de los 25 que costó La Novia de Chucky (Ronny Yu, 1998). No hace falta decir lo caro que es hacer una película, pero una como esta en la que tienes que, entre otras cosas, fabricar varios muñecos mecánicos, que no son precisamente como los "furbys" pues el dinero viene aún mejor... 


Aunque la verdad es que el tipo ha sabido sacar partido a lo poco que tenía (así se aprende a dirigir) lo cierto es que por desgracia se nota en algunos efectos especiales, Chucky se mueve con mucha más naturalidad (cuando está de pie) en sus películas de principios de los 90 que en esta que es de 2013... Pero no le podemos echar la culpa al bueno de Don, ni a los de efectos especiales que lo han hecho lo mejor que han podido. La culpa es de la "grandiosa" Universal Pictures.
La Universal, una productora que no han tenido en cuenta a nadie, se han querido gastar lo mínimo y no han escuchado a un solo fan. Ha habido montones de plataformas en la red intentando que el film se estrenara en cines, pero les ha entrado por un lado y les ha salido por otro... 
¿Y todo por qué? Porque esto no deja de ser un experimento, una película que si se vende bien podrán dar luz verde al programado remake de Muñeco Diabólico (Tom Holand, 1988), pero no se dan cuenta que si se vende bien va a ser por los fans de Chucky, y los fans de Chucky no quieren remakes que puedan joder a la original, lo que quieren es buenas secuelas, buenas secuelas como esta.

Y es que La Maldición de Chucky (Don Macini, 2013) es una grandísima secuela, una secuela que reconcilia al muñeco asesino con sus fans después del tono que había tomado la saga tras la cuarta parte. Yo personalmente tengo que confesar que La novia de Chucky (Ronny Yu, 1998) en su día me gustó, pero tras ver la siguiente entrega odié en lo que se había convertido la franquicia, sinceramente creo que La Semilla de Chucky hizo peor a La Novia de Chucky.

Los fans del muñeco pedíamos terror, un regreso a las raíces, la vuelta de esos traumas que azotaron a millones de niños en los 80 y 90. Pues bien, Don  Mancini nos lo ha dado, tanto es así, que es la película de Chucky más aterradora desde la primera parte. Está llena de suspense y de buenos sustos (¡Que efectivos habrían sido en el cine, demonios!), y como no, buenas muertes, Chucky es un Miguel Ángel de los asesinatos (no me refiero a la Tortuga Ninja) y su humor negro no falta a la cita, pero eso sí, esta vez con cuentagotas.

El guion principal se enriquece con unos personajes muy bien construidos, como siempre hace Mancini, y algunas subtramas muy divertidas y sorprendentes (y morbosas... grrr).

Las actuaciones son también bastante buenas, a destacar especialmente a Fiona Dourif, la niña de papa, la enchufada de la película, hija del hombre que lleva 25 años bajo el plástico del Good Guy, pero demostrando que está ahí por méritos propios, que merece pasar a la historia de Child's Play y que realmente es una prometedora actriz.

Se ha querido contentar a todo el mundo (Y ojo, que vienen Spoilers) mostrando un Chucky sin cicatrices, con su imagen original, y el Chucky con la cara cortada de nueva generación, con algunos guiños también a Bride of Chucky (Si, hay mucha gente que prefiere el "Chucky buffon"). Pero ante todo es un homenaje a la primera parte, mostrándonos de nuevo a Brad Douriff como Charles Lee Ray y flashback de la película original. Y sobre todo para que los fans eyaculen del todo... (Y ojo, que vienen MegaSpoilers) ese final postcréditos en el que volvemos a ver a Chucky y a Alex Vicent (el genuino Andy Barclay)  en una misma escena llena de guiños a la trilogía original ¡Vaya regalazo que nos ha dado el tito Don! Aunque sinceramente, viendo eso, uno se queda con las ganas de una nueva película con Andy como protagonista (y si saliera la mítica Kyle de la segunda parte ya sería una paja)... Pero en fin, si una película te deja con ganas de más es porque se ha hecho bien.

Resumiendo grandísima secuela de Chucky, que si bien no es una obra maestra (las películas así son para entretener y divertirse) gustará a todo el mundo, sobre todo a los fans y especialmente a los de la trilogía original, porque está a la altura de las dos primeras entregas. ¡¡Gracias Don Macini!!


Valoración
Buena

La Saga:

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