Por fin llegó a las pantallas la película del cortometraje de terror más viral de los últimos tiempos, Lights Out (David F. Sandberg, 2016). Y tiene todo lo necesario para conseguir lo mismo que aquel vídeo, empezando por que la firma el creador del corto original y producida por el mismísimo James Wan, el hombre de moda en el género.
Es mejor no desvelar mucho del argumento y que lo descubráis por vosotros mismos. Pero básicamente nos encontramos ante un ente que ataca en la oscuridad, extendiendo y enriqueciendo la premisa del corto original.
El resultado ha sido agridulce, pues nos encontramos con una película que tiene momentos brillantes, con sustos para quitar el hipo y que hacen notar la maestría del director. Incluso el trasfondo de la historia es interesante y nos mantiene pegados al asiento para descubrir el origen del ente que nos aterroriza.
Pero por desgracia no llega a ser una película redonda, porque quizás peca de ser un poco "comercial". Eso no es malo, el problema es que recurre a golpes de sonido, al susto fácil, y ha los miles de clichés que el género a usado durante años.
Lo que lo convierte en un film para pasar el rato, sin ganas de revisionarlo en un futuro. Realmente, con la trama que nos cuenta, habría sido mejor película si fuera más psicológica, con más suspense y profundizando en los personajes.
Precisamente los personajes son el punto más flojo de la película, no están bien construidos, en ningún momento llegamos a empatizar con ellos, y algunos son totalmente inútiles, especialmente el novio de la protagonista, que no solo le falta carisma, no aporta absolutamente nada y estamos deseando que muera durante todo el metraje.
A pesar de sus defectos estamos ante una digna película de terror, con grandes momentos, que nos hará pasar un "buen mal rato". Es la opera prima de David F. Sandberg, y no ha sido un mal comienzo, esperemos que nos ofrezca más en el futuro.
Buena |